¿Qué verdad estás defendiendo?

“Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado… Y Saulo consentía en su muerte.”
— Hechos 7:59 – 8:1
Defender una verdad equivocada
Rut no buscó reconocimiento. No hizo alarde de su lealtad ni exigió recompensa. Pero su testimonio —humilde, silencioso, consistente— hablaba por ella. Y aunque ella se consideraba extranjera, fue vista con gracia, respeto y admiración. ¿Por qué? Porque su obediencia era evidente y su humildad, contagiosa.
Lo que haces para Dios no pasa desapercibido. El fruto de una vida sujeta a Su voluntad es visible, y en su tiempo dará cosecha.
“Alumbren vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
— Mateo 5:16
Un testimonio que trasciende
Saulo era un hombre temido. Tenía poder, respaldo, y un celo ferviente por lo que él creía correcto. Perseguía cristianos, colaboraba con su muerte y arrasaba con iglesias enteras, pensando que estaba sirviendo a Dios.
Pero lo hacía desde una verdad distorsionada: una verdad sin revelación de Cristo.
Saulo no era simplemente malvado. Era sincero… pero estaba sinceramente equivocado. Su celo por la ley lo había llevado a ser enemigo de Aquel que dio cumplimiento a esa misma ley: Jesús.
“Porque yo testifico de ellos que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.”
— Romanos 10:2
Y tú? ¿Qué verdad estás defendiendo?
Quizás hoy no estás persiguiendo cristianos ni participando en su muerte, pero… ¿estás defendiendo verdades que no han sido filtradas por el Espíritu de Dios?
- ¿Has adoptado ideas que suenan piadosas, pero no se alinean con el corazón de Cristo?
- ¿Estás siguiendo enseñanzas, sistemas o ideologías que contradicen el Evangelio, aunque estén revestidas de religión o moralidad?
Es momento de hacer una pausa y preguntarte con honestidad:
¿Estoy defendiendo una verdad revelada por Cristo o una verdad construida por hombres?
“Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.”
— Hechos 5:29
La única verdad que libera
En un mundo de relativismo, verdades a medias y doctrinas disfrazadas, Jesús sigue siendo la única verdad absoluta. No hay otra que salve, libere o transforme como Él.
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
— Juan 14:6
Cristo no vino a establecer una religión, sino a revelar la verdad que reconcilia al hombre con el Padre. Y solo aquellos que han tenido un verdadero encuentro con Él pueden discernir entre lo aparente y lo eterno.
Abre tus ojos espirituales
Hoy, más que nunca, necesitas mantener tus sentidos espirituales afinados. No te dejes arrastrar por la corriente de este mundo ni por sistemas que promueven una fe cómoda, sin cruz ni compromiso.
Examina si lo que defiendes es realmente la verdad de Cristo o solo una versión adaptada a tu conveniencia o cultura. No caigas, como Saulo, en la trampa de luchar contra lo que Dios quiere hacer, por el simple hecho de no reconocerlo.
“Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.”
— Juan 8:32
Una oración sincera
Señor Jesus,
Hoy te pido un corazón como el de Rut. Humilde para obedecer, valiente para dejar atrás lo que ya no corresponde a tu propósito, y sensible a tu voz para caminar por donde Tú me llames.
Guía mis pasos, Señor. No me dejes escoger por apariencia, sino por convicción. Que el fruto de mi vida sea el resultado de tu dirección y no de mis impulsos.
En el nombre de Jesús,
Amén.