🔥 No Serás Consumido, su Fuego Transforma

El fuego del Espíritu no destruye: purifica.
“Quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás es tierra santa.”
— Éxodo 3:5
El fuego que no destruye
En la Palabra de Dios, el Espíritu Santo es representado muchas veces como fuego. Y cuando pensamos en fuego, casi de inmediato imaginamos destrucción: lo que toca se consume, y lo que permanece en él, se vuelve cenizas.
Sin embargo, cuando Dios llamó a Moisés, lo hizo de una manera sorprendente: a través de una zarza que ardía, pero no se consumía.
Ese fuego no provenía de la naturaleza, sino de la presencia misma de Dios.
Nos enseña una verdad poderosa: el fuego del Espíritu no destruye la vida, la transforma.
El fuego del Espíritu Santo
Allí donde está el Espíritu Santo, hay santidad.
No un fuego descontrolado que arrasa, sino una llama santa que purifica.
Cuando llega a nuestras vidas, su propósito no es aniquilarnos, sino consumir todo aquello que nos impide vivir conforme a la voluntad de Dios.
“Nuestro Dios es fuego consumidor.”
— Hebreos 12:29
Ese fuego no viene a destruirte, sino a destruir lo que te está destruyendo.
Viene a quemar la soberbia, la culpa, la mentira, el temor… todo lo que ha ocupado un lugar que pertenece a Dios.
“De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas.”
— 2 Corintios 5:17
Purificados para brillar
El fuego del Espíritu no deja vacío tu interior, como lo haría un incendio.
Lo llena de Su presencia.
Y cuando lo hace, te convierte en una antorcha viva, en una luz encendida para alumbrar a otros.
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.”
— Mateo 5:14
No temas el proceso.
Si el fuego de Dios está obrando en ti, no serás destruido(a), serás refinado(a).
Porque cuando Él quema lo viejo, lo hace para dar paso a lo nuevo.
Y lo que queda después del fuego no es ruina, sino gloria.
Refinados para servir
El fuego del Espíritu Santo prepara a los hijos de Dios para ser instrumentos útiles, santificados y dispuestos.
Su propósito es limpiar, moldear y fortalecer.
No te resistas al fuego: abrázalo.
Porque el mismo calor que duele, es el que purifica y te hace más parecido a Cristo.
“Si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor y dispuesto para toda buena obra.”
— 2 Timoteo 2:21
Oración
Señor,
gracias por el fuego de Tu Espíritu.
Reconozco que a veces he temido ser consumido(a), pero hoy entiendo que ese fuego no viene a destruirme, sino a purificarme.
Padre, quema en mí todo lo que no proviene de Ti:
mi orgullo, mi incredulidad, mis temores y mis heridas.
Purifica mis pensamientos, limpia mis intenciones y enciende en mí una pasión nueva por Tu presencia.
Espíritu Santo, hazme una llama viva en medio de la oscuridad.
Que mi vida arda con propósito y que, donde otros vean ruinas, Tú reveles restauración.
No quiero huir del fuego: quiero permanecer en él, confiando en que me refinarás hasta que solo quede lo que refleje Tu gloria.
En el nombre de Jesús,
Amén.



