De la fe a la victoria
La Fe como Fundamento de la Victoria
No sé tú, pero yo nunca he escuchado un testimonio de victoria que no haya sido logrado por medio de la fe. Nadie obtiene la victoria en un proceso si no cree firmemente en lo que Dios es capaz de hacer, si no se aferra a las promesas de Dios en Su Palabra o a su vida de manera personal. En resumen, sin fe, no puedes ver el poder de Dios manifestado en tu vida, porque, aunque Él obre, tus dudas no te permitirán reconocerlo.
La fe es el cimiento que permite a cada creyente alcanzar sus victorias. Es esa convicción que nos sostiene, aun cuando no vemos el final del camino, y nos asegura que Dios tiene algo grande preparado. Sin ella, no podemos agradar a Dios ni mover Su corazón en nuestro favor. Pero cuando nos atrevemos a confiar en Él completamente, Su poder y Su gracia se manifiestan de maneras asombrosas.
La Fe como Requisito para Recibir de Dios
“Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración”
Mateo 21:22
Este versículo nos recuerda que el primer y más importante requisito para recibir lo que pedimos —siempre unido a la voluntad de Dios— es la fe. La duda no solo nos impide recibir, sino que, además, no agrada al Señor. Como dice Hebreos:
«Sin fe es imposible agradar a Dios.»
Hebreos 11:6
Tu fe mueve el corazón de Dios. Cuando eres capaz de ver hecho lo que aún no ha sucedido, de palpar lo que aún no está en tus manos y de gozar la victoria que aún no has recibido, Dios se deleita en ti. A través de la fe, comenzamos a experimentar una relación más profunda con Él, en la cual Su poder y Su promesa se hacen realidad en nuestras vidas. Así, todo aquello que creemos en nuestro espíritu comienza a manifestarse, y aquello que parecía imposible, se convierte en nuestra realidad.
Caminar por Fe y no por Vista
Camina hoy no por lo que ven tus ojos, sino por lo que Dios te ha prometido. Cada palabra escrita en la Biblia, cada promesa que Dios ha hablado sobre tu vida, es un ancla que sostiene nuestra esperanza. La fe significa caminar con confianza, incluso cuando no podemos ver el camino completo.
Pensemos en Abraham, un hombre cuya fe fue probada al máximo. Dios le pidió que entregara a su único hijo, Isaac, aquel hijo que le había prometido en su vejez. Sin embargo, Abraham estaba dispuesto a sacrificarlo, confiando plenamente en que Dios, quien le había hecho esa promesa, era fiel para devolverle al hijo prometido de alguna manera. Como dice Romanos:
«No dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido.»
Romanos 4:20-21
Esa misma fe es la que Dios nos llama a tener. Una fe que ve más allá de las circunstancias actuales y que confía en que Dios cumplirá Su propósito en nosotros. No importa lo que nuestros ojos físicos puedan percibir; Dios es fiel y sus promesas son inquebrantables.
Entregar lo que Dios Pide y Recibir la Victoria
Dios a veces nos pide cosas que valoramos profundamente, no para quitárnoslas, sino para enseñarnos a confiar completamente en Él. Quizá Dios te esté pidiendo de vuelta una promesa que te hizo o algo que has guardado como un tesoro. Si es así, puedes entregárselo sin miedo, porque Él es fiel y siempre nos da algo mejor a cambio.
“Y sabemos que en todas las cosas Dios obra para el bien de los que lo aman, los que han sido llamados conforme a su propósito.”
Romanos 8:28
Así como Abraham confió en que Dios le devolvería a su hijo, podemos confiar en que cuando entregamos a Dios aquello que Él nos pide, Él nos entregará algo aún mayor.
La victoria sobre todo lo que te hace la guerra ya ha sido ganada en la Cruz del Calvario. Jesús pagó el precio y venció el poder del pecado y de la muerte para darnos vida y libertad. Cuando guardas la fe y le entregas a Dios lo que Él pide, te posicionas para recibir esa victoria en cada aspecto de tu vida. La victoria que Cristo ganó en la cruz no es solo una victoria futura, sino una que podemos vivir hoy, aquí y ahora, a través de la fe.
La Fe que Lleva a la Victoria
Hoy, te invito a tomar la decisión de caminar por fe y no por vista. Decide confiar en las promesas de Dios, incluso cuando el panorama sea incierto o difícil. La fe no se basa en lo que vemos, sino en lo que Dios ha dicho. Cuando vivimos con esta confianza, abrimos la puerta para que Su poder obre en nuestras vidas de maneras asombrosas.
Recuerda, la victoria no siempre llega de inmediato; a veces, requiere paciencia y perseverancia. Pero al mantenernos firmes en nuestra fe, al aferrarnos a las promesas de Dios y a Su fidelidad, alcanzaremos la victoria que Él ya ganó para nosotros. Cada paso de fe es un paso hacia el cumplimiento de Su propósito en tu vida.
Comienza hoy a declarar tu victoria, a vivir como alguien que ya ha recibido lo prometido, y verás cómo Dios se glorifica en tu vida, llevándote de la fe a la victoria.
Amén, sin fé es imposible agradar a Dios, Permita el Señor que vivamos por la fé en estos últimos días que son tan difíciles.
Dios te bendiga poderosamente siempre adelante llevando la palabra de vida.