De Perseguidor a Perseguido

“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor… cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? […] Yo soy Jesús, a quien tú persigues.”
— Hechos 9:1-5
Perseguir sin saber a quién
En su celo religioso, Saulo no solo se oponía a los cristianos: se oponía al mismo Cristo. Él creía estar sirviendo a Dios, defendiendo la ley, y haciendo lo correcto. Pero su sinceridad no lo hacía estar en la verdad. Fue Jesús mismo quien lo confrontó:
“¿Por qué me persigues?”
– El Rey del universo
Y ese encuentro lo cambió todo.
Un encuentro que transforma
Lo que Saulo no sabía era que al tocar a los hijos de Dios, tocaba al mismo Jesús.
“En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.”
– Mateo 25:40
Aquel hombre violento y temido, pasó de causar dolor a proclamar salvación. Y no solo cambió su mente, cambió de causa, de camino y de eternidad. Su transformación fue tan radical, que estuvo dispuesto a morir por Aquel a quien antes perseguía.
“…y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.”
— Hechos 14:19
¿Es esta también tu historia?
Tal vez no persigues cristianos. Pero quizás, como Saulo, estás viviendo bajo una “verdad” que no ha sido confrontada por la luz de Cristo.
Quizás hoy estás defendiendo con firmeza algo que mañana, al encontrarte con Jesús, verás que estaba fuera de su voluntad.
No se trata solo de cambiar de parecer. Se trata de permitir que ese cambio tenga valor eterno.
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.”
— Juan 14:6
La única verdad que libera
En un mundo de relativismo, verdades a medias y doctrinas disfrazadas, Jesús sigue siendo la única verdad absoluta. No hay otra que salve, libere o transforme como Él.
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
— Juan 14:6
Cristo no vino a establecer una religión, sino a revelar la verdad que reconcilia al hombre con el Padre. Y solo aquellos que han tenido un verdadero encuentro con Él pueden discernir entre lo aparente y lo eterno.
Un nuevo camino, una nueva causa
Pablo nunca volvió atrás. El encuentro con Jesús no solo lo derribó al suelo, también le dio un nuevo propósito: vivir —y si era necesario, morir— por Cristo.
Y ese llamado no fue solo para la iglesia primitiva. También es para ti y para mí.
“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.”
— Filipenses 1:21
Tal vez hoy no enfrentas persecución con piedras ni prisiones, pero hay una persecución sutil: una cultura que quiere silenciar tu fe, tus valores, tu llamado.
No te detengas. Defiende la verdad, proclama el Evangelio y sigue firme, aun cuando no sea popular o cómodo. Como Pablo, sé testigo de la única verdad que lleva a la vida eterna.
Una oración sincera
Señor Jesus,
Gracias porque tú sales al encuentro, incluso cuando vamos en dirección contraria. Hoy te pido que alumbres mi corazón, que derribes toda verdad a medias y me reveles la tuya, la que transforma, sana y salva.
Hazme un defensor fiel de tu causa. Que donde antes me oponía, ahora sea un canal de tu poder. Y que, como Pablo, viva cada día convencido(a) de que no hay mejor causa que la cruz.
En el nombre de Jesús,
Amén.