Instrumento de Dios

“Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel.”
— Hechos 9:15
Cuando Dios ve lo que otros no pueden
El temor de Ananías era comprensible. Saulo era conocido por perseguir, maltratar y destruir. Para muchos, su nombre era sinónimo de amenaza. Por eso, cuando Dios lo llamó “instrumento escogido”, fue difícil de creer. Pero Dios no ve como el hombre ve.
Él no se enfoca en el historial, sino en el destino.
Quizás tú también has sido juzgado por lo que fuiste, por lo que hiciste, o por lo que aún estás dejando atrás. Pero cuando Dios decide usarte, ni tu pasado ni la opinión de otros pueden detener Su plan.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
— 2 Corintios 5:17
Dios no te elige por estar listo. Te prepara porque te eligió
Saulo —ahora Pablo— no era perfecto. Pero fue transformado. Pasó de perseguidor a predicador. De destructor a constructor. De enemigo de Cristo a instrumento útil en sus manos.
Y tú también puedes serlo.
“Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo.”
— Efesios 2:4-5
No se trata de lo que fuiste. Se trata de a quién le entregas tu vida ahora. Dios busca corazones dispuestos, no pasados impecables. Lo que importa no es cómo llegaste, sino si estás dispuesto a responder al llamado y caminar en su propósito.
“¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.”
— Isaías 6:8
Vasijas que llevan gloria
No somos recipientes de perfección, sino de propósito. Dios derrama su gloria en vasos de barro —como tú y yo— para que quede claro queel poder es de Él, no nuestro.
“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
— 2 Corintios 4:7
Cuando decides dejar atrás el pasado y seguir a Cristo, te conviertes en una herramienta viva para bendecir a otros, restaurar caminos y sembrar verdad.
No esperes más. No es necesario estar “completo” para empezar. Disponte, y Dios se encargará del resto.
Una oración sincera
Señor Jesus,
Hoy reconozco que no soy perfecto(a), pero me presento tal como soy. Creo que puedes usar mi vida para tu gloria. Perdona mi pasado y abre camino para que pueda caminar con propósito.
Hazme instrumento útil en tus manos. Llévame donde tú quieras usarme, y que todo lo que haga refleje que Tú vives en mí.
En el nombre de Jesús,
Amén.