La Brevedad de la Vida:
Salmos 103:15-16
«El hombre, como la hierba, son sus días; florece como la flor del campo, Que pasó el viento por ella, y pereció, Y su lugar no la conocerá más.»
En medio de mis profundas reflexiones sobre la vida, me he dado cuenta de algo que cada vez se hace más claro: la vida es un soplo. Llega de repente, y en un abrir y cerrar de ojos, ya se ha ido. La vida, aunque tan preciosa, es frágil y temporal. Tristemente, no somos eternos en esta tierra, y aunque duele aceptar esta realidad, todos llegamos a un punto en el que debemos partir, dejando atrás a nuestros seres queridos, que quedarán sumidos en el dolor y la tristeza de la separación.
Esto nos invita a reflexionar: si nuestra vida es tan breve, ¿por qué seguimos aferrándonos a rencores, resentimientos y enemistades que nos quitan la paz? La vida es demasiado corta como para no vivirla plenamente, disfrutando de las relaciones que nos edifican y que nos acercan a Dios. No debemos esperar a que sea tarde para reconocer lo valioso de cada instante que nos ha sido regalado.
A veces parece que vivimos como si tuviéramos toda una vida por delante, pero la realidad es que no sabemos qué nos depara el futuro.
La importancia de aprovechar el tiempo
Hoy te invito a reflexionar profundamente sobre cómo estás aprovechando tu tiempo. Si tienes alguna relación rota, ¿por qué no restaurarla ahora? Si hay una llamada que necesitas hacer, no esperes más, hazla. Haz esa visita que has postergado, invierte tiempo con tu familia y amigos, tómate ese café con alguien importante para ti, haz ese viaje que siempre quisiste pero que siempre postergaste por razones de trabajo. Recuerda que el tiempo no regresa, y lo único que podemos controlar es lo que hacemos con el presente.
Jeremías 29:11 nos ofrece la certeza de que Dios tiene planes para nosotros, planes de bienestar y no de maldad. Él tiene pensamientos de paz para darnos un futuro lleno de esperanza:
«Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.»
Jeremías 29:11
Este versículo es un recordatorio de que, aunque la vida sea breve y muchas veces incierta, podemos confiar en que, si caminamos en el diseño de Dios para nuestras vidas, Él guiará nuestro camino hacia algo bueno. Cada paso que damos hoy es una preparación para el propósito que Él ha planeado para nosotros, y ese propósito es lleno de paz y bienestar.
“A veces parece que vivimos como si tuviéramos toda una vida por delante, pero la realidad es que no sabemos qué nos depara el futuro. ”
— Eclesiastés 3:1
A veces, el dolor no es castigo, sino redirección. Es Dios diciendo: “Esto no te va a destruir, te va a transformar”.
Vivir el ahora: un llamado urgente
“No vivas esperando el mañana, el momento ideal, o el futuro perfecto. ¡El momento es ahora! No dejes que la rutina diaria, el trabajo, o los miedos te detengan de vivir plenamente. Asegúrate de que, cuando el tiempo pase, no te arrepientas de lo que dejaste sin hacer, de las palabras que no dijiste o de los momentos que no compartiste. La vida es un regalo y es algo que debemos vivir con plenitud, amor y propósito.
Recuerda que la vida es un soplo y que lo único que realmente controlamos es lo que vivimos ahora. No dejes para mañana lo que realmente importa hoy. Vive con propósito, ama a quienes te rodean, acércate a Dios, y haz de cada día una oportunidad para ser la mejor versión de ti mismo.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
— 2 Corintios 5:17
Esa es la promesa: todo lo viejo queda atrás y hay una creación divina que nace dentro de ti