Sembrando un Legado

“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.”
— 1 Corintios 11:1
Un llamado a vivir como ejemplo
Pablo no solo predicó a Cristo: lo vivió. Su vida, después del encuentro con Jesús camino a Damasco, fue una transformación tan radical, que pudo decir con firmeza:
“Imítenme, como yo imito a Cristo.”
Él entendía que su testimonio hablaba tanto como su predicación. Y por eso, sembró un legado que aún hoy da fruto.
“No seáis tropiezo… sino procurad el beneficio de muchos, para que sean salvos.”
— 1 Corintios 10:32-33
¿Qué estás sembrando?
No se trata solo de lo que decimos, sino de cómo vivimos. ¿Estamos guiando a otros hacia Cristo o, sin darnos cuenta, los estamos alejando?
Hoy, más que nunca, es urgente reflexionar sobre el legado que estamos dejando:
¿Estamos modelando a Cristo con nuestras decisiones diarias?
¿Somos luz en medio de la oscuridad?
¿Nuestro comportamiento da evidencia de una vida transformada por el Evangelio?
“El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo.”
— 1 Juan 2:6
El legado no es fama, es fidelidad
Pablo no buscaba popularidad. Buscaba fidelidad. Su objetivo no era agradar a todos, sino ser instrumento útil para el Reino, sembrando a Cristo en cada lugar por donde pasaba.
Tú y yo también hemos sido llamados a dejar una marca. No una marca personal, sino eterna.
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.”
— Mateo 5:14
Todavía hay tiempo para sembrar bien
Tal vez no siempre lo has hecho bien. Quizás has fallado en lo que sembraste con tus palabras o tu ejemplo. Pero Dios es un Dios de nuevos comienzos.
Hoy puedes decidir ser una semilla de amor, verdad y vida. Una semilla que produzca fruto del Espíritu en tu carácter, tus relaciones y tu caminar diario.
“El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.”
— Gálatas 5:22-23
Una oración sincera
Padre,
Hoy me detengo a examinar el legado que estoy sembrando. Quiero que mi vida sea una luz que guíe a otros hacia ti.
Ayúdame a vivir con coherencia, integridad y amor. Que no solo hable de ti, sino que viva como tú. Que cada paso que dé siembre eternidad en otros.
Haz de mí un instrumento que te refleje, un testigo que deje huellas que conduzcan a la vida.
En el nombre de Jesús,
Amén.