Sentidos Abiertos

“Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende.”
— Job 33:14
¿Estás escuchando?
Vivimos días en los que la confusión y el asombro se han vuelto rutina: fenómenos naturales intensos, guerras en aumento, pérdida de valores, una evidente escasez de amor y empatía, y situaciones tan extrañas que solo nos queda decir: “¡Dios mío! ¿Qué está pasando?”
Pero la verdad es que Dios no guarda silencio. Él sigue hablando. La cuestión no es si Él está hablando, sino si nosotros tenemos los sentidos lo suficientemente abiertos para escucharle y comprender lo que quiere decirnos.
“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.”
— Amós 3:7
Demasiado ruido
La falta de entendimiento muchas veces no viene porque Dios se haya escondido, sino porque nosotros hemos llenado nuestros días de tanto ruido y ocupaciones que no dejamos espacio para la escucha espiritual.
¿Será que estás tan involucrado/a en tus rutinas, tareas, responsabilidades y pantallas que ya no puedes reconocer las señales que Dios ha estado enviando?
Dios quiere hablarte. Quiere advertirte, prepararte, guiarte. Pero necesitas pausar, necesitas silencio, necesitas disposición.
Abre tus sentidos espirituales
La Biblia no solo es historia ni doctrina: también es una guía profética, una voz viva que sigue señalando el rumbo. Lo que hoy vemos acontecer ya fue anunciado, y aún hay cosas por revelar. Dios quiere hablarte no solo para que entiendas, sino para que seas instrumento en su Reino:
No fuimos llamados a actuar por instinto ni por rutina. Somos llamados a vivir por discernimiento, por voz del Espíritu, con ojos y oídos atentos.
Haz una pausa
Haz una pausa intencional hoy. Apaga el ruido, abre tu Biblia, apaga el celular si es necesario. Dile al Señor: “Quiero escucharte. Quiero entender lo que estás haciendo a mi alrededor. No quiero seguir distraído/a. Quiero ser parte de lo que estás haciendo.”
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
— Apocalipsis 2:29
Una oración sincera
Señor Jesus,
Señor,
Reconozco que muchas veces he estado tan ocupado(a), tan distraído(a), que no he escuchado tu voz ni visto tus señales. Perdóname por mi indiferencia. Hoy quiero abrir mis sentidos espirituales y estar atento(a) a lo que quieres decirme. Habla, Señor, que tu siervo(a) escucha. Guíame, corrígeme, muéstrame lo que quieres que vea.
Hazme sensible a tu voz y obediente a tus instrucciones.
En el nombre de Jesús,
Amén.