Tras El Propósito

El Propósito
«Entonces éste fue a su padre y dijo: Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío?»
— Génesis 27:18
Cuando Esaú vendió su primogenitura, lo hizo pensando solo en su necesidad del momento. No evaluó las consecuencias espirituales ni el impacto futuro. Jacob, por otro lado, tenía bien claro lo que quería: alcanzar la bendición. No dejó pasar la oportunidad, y aunque sus métodos fueron cuestionables, su enfoque estaba alineado con el propósito.
En esa escena donde Jacob engaña a Isaac para recibir la bendición, no vemos solamente una historia de engaño, sino un ejemplo de cómo una persona que anhela con firmeza el propósito puede tomar decisiones extremas —aunque no necesariamente correctas— para alcanzarlo. Hoy, tú no necesitas recurrir al engaño como lo hizo Jacob, pero sí necesitas pelear espiritualmente para que nada ni nadie te arrebate lo que Dios ha declarado sobre ti.
Una Batalla Espiritual, No Humana
En nuestro tiempo, el enemigo no se presenta con un plato de lentejas, pero sí con distracciones, cansancio, dudas, heridas, e incluso promesas vacías que buscan que sueltes tu asignación. Esta lucha no es contra carne ni sangre, sino contra todo lo que quiere impedir que seas quien Dios ya ha dicho que eres. Tu batalla es contra el sistema espiritual del mundo, y cada día se libra en tus decisiones, tu enfoque y tu fidelidad.
Tu Bendición Está Segura, Si No Renuncias a Ella
La bendición que Isaac pronunció sobre Jacob fue poderosa e irrevocable. Aunque Jacob no era el hijo que Isaac esperaba bendecir, Dios usó ese momento para seguir con Su plan. De la misma manera, si Dios ha hablado sobre tu vida, no hay error ni equivocación humana que pueda detener lo que Él determinó para ti.
Lo único que puede interrumpir ese plan es si tú decides, como Esaú, menospreciarlo.
«Entonces éste fue a su padre y dijo: Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío?»
— Génesis 27:18
Dios no se equivoca. Él puede transformar tu pasado, usar tus fallas y errores como herramientas para cumplir su voluntad perfecta. Pero debes mantenerte enfocado en el cielo, con la mirada en lo eterno, sabiendo que nada terrenal vale más que tu asignación.
Tu Pasado No Anula Tu Propósito
Puede que hayas fallado. Puede que te arrepientas de decisiones que tomaste. Aun así, quiero recordarte: Dios no ha terminado contigo. Él es experto en redimir historias, en usar lo que parecía una desviación para guiarte exactamente al centro de su voluntad.
No permitas que lo que hiciste o lo que te hicieron te impida caminar hacia lo que Dios soñó contigo. Levántate y ve tras el propósito, porque sigue intacto. Dios te eligió. Y lo que Él empieza, siempre lo termina.